domingo, 11 de septiembre de 2016

Yo viví el terror de la oscuridad


Año 2001, el mundo de Teresa giraba en devoción, oraciones y ruegos. Teresa es una monja del convento Santa Rita situado en Astmërh. Teresa era reconocida en el convento por su enorme devoción mariana, además también se reconocía por ser muy feliz y ser el alma del lugar. Ayudaba a toda persona que necesitara de su apoyo y siempre tenía una palabra de aliento que decir al desahuciado.


A nadie le gusta hablar de esto, pero yo, la madre superiora puedo asegurar que todo fue real...

Todo comenzó una tarde de octubre, curiosamente cerca a Halloween. En medio de nuestro típico rosario de las seis de la tarde ocurrieron sucesos que hasta la fecha no entiendo bien su rezón. Lo primero que ocurrió fue que las ventanas se abrieron estrepitosamente y una terrible helada sumergió a todas las monjas en un inmenso frío. Al inicio simplemente le culpamos al fuerte viento que azotaba el lugar, cerramos las ventanas y continuamos nuestras letanías. Lo que ninguna de nosotras notó fue que Teresa no estaba rezando, estaba lívida, no decía palabra alguna y su mirada estaba en otro lugar.

Yo me le acerqué, la toqué, pero no recibí nada como respuesta. De repente Teresa perdió el conocimiento.

La llevamos urgentemente a su cuarto, Teresa estaba completamente helada, las hermanas fueron de inmediato a por un médico. Pasados los minutos Teresa comenzó a reír, no era una risa de dolor, tampoco era alegría, era una risa de placer, como si estuviera teniendo la experiencia sexual más desgarradora de su vida. Del frío de su cuerpo ya no quedaba nada, estaba muy caliente y las todas creímos que le había subido fiebre.

De repente Teresa ya no reía, por un momento no hacía gesto alguno, luego de su tétrico silencio comenzaron los gritos, comenzaron los llantos, su cuerpo se retorcía y aparentaba un enorme tormento. 

Sus gritos cesaron, los lamentos se marcharon  y lentamente recobró el conocimiento.

Le pregunté qué había pasado, -Vi el infierno. Dijo ella.
Yo me quedé atónita tras esa respuesta. Días después Teresa se marchó del convento y jamás la volví a ver.

Es el evento más extraño que he presenciado y hoy en día aun no se en realidad que le ocurrió a Teresa.

Lo que le ocurrió a Teresa

Como de costumbre Teresa estaba recitando sus oraciones, cuando las ventanas de un fuerte golpe se abrieron, Teresa quedó atónita frente a lo que estaba observando, en la ventana se veía una figura vestida de monja, su hábito cubría completamente su cuerpo, solo se veía una silueta, aparentemente solo Teresa la veía. Sus hermanas continuaron rezando como si no hubiera nada en la venta. La figura comenzó a moverse, y su cara lentamente se fue descubriendo, fue ahí cuando Teresa vio su rostro. Era una cara arrugada, tenía una gran nariz y unos enormes ojos que miraban fijamente a Teresa, el espectro le sonrió a Teresa y esto fue lo último que 'recuerda' ella.

Minutos después Teresa despertó en su habitación, estaba tendida en su cama y no había nadie. En la habitación solo había una tenue luz.

Desde un rincón de la habitación se veía una silueta, pero no era la misma de antes, era una silueta que tenía una vestimenta carmesí, no tenía aspecto demoníaco. Teresa intentó levantarse de la cama, pero no pudo, estaba completamente incapacitada.

La silueta comenzó a acercarse a Teresa, tenía la figura esbelta de una mujer. Subía lentamente a la cama, con sus manos comenzó a acariciar los pies de Teresa, luego siguió subiendo, hasta que empezó a acariciar su sexo. Besaba sus pechos, los mordía. en un instante Teresa se encontró completamente desnuda, completamente perdida en un mar de placer. Ella gemía y sonreía. Nunca había sentido tal gozo, cerró sus ojos, ya no importaba qué o quién era tal ser. Se entregó por completo.

Cuando Teresa en medio de su gozo abrió sus ojos vio que ya no estaba la figura esbelta que asumía estaba en el lugar, en lugar de esto vio de nuevo al espectro de la monja que antes había visto.

En un instante el placer se convirtió dolor, sufrimiento, lágrimas y lamentos. El espectro reía fuertemente, solo se escuchaban gritos y el acto del sexo.

--Oh sí, hermana mía, ahora todo se ha consumado, espérame, volveré-- Dijo el espectro.
Dichas esas palabras todo terminó, la luz volvió a la habitación y la imagen de la madre superiora se asomó ante sus ojos. Todo había sido un sueño, era lo que ella quería creer, pero nunca pudo creerlo.

Teresa quedó muy inestable psicológicamente, tras un ataque de ansiedad, decidió irse del convento sin que nadie se diera cuenta.

Nadie supo qué pasó con Teresa, pero yo sí lo sé, ahora ella es parte mía...

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